Las aliadas del cabello




















El cabello puede ser un aspecto importante de nuestra imagen, como también su ausencia. Es uno de los primero rasgos físicos que nos identifican, y por éste motivo supone para muchas una preocupación. Pero la verdad es que mantener el cabello sano y, en la medida de lo posible evitar su caída transciende lo puramente estético y constituye un hábito esencial de salud.

Estar expuestas a una tensión nerviosa excesiva y prolongada, las preocupaciones, el estrés, el consumo de determinados medicamentos y la adopción de dietas extremas pueden explicar en parte la propensión a la calvicie, un proceso con el que sin embargo pesan más los factores hormonales y la herencia genética.

Desde la antigüedad se ha intentado evitar la calvicie y se han aplicado remedios caseros para tratar de frenarla. Las plantas medicinales han ayudado en éste punto, porque aportan minerales y vitaminas indispensables para su fortalecimiento, porque evitan la excesiva descamación y porque pueden devolver al cabello la suavidad y flexibilidad que necesita.

Dosis de vitaminas y minerales

Un caso claro de efecto vitamínico y revitalizante de algunas plantas es el caso de la cola de caballo, que por su gran riqueza en silicio contribuye a fortalecer las raíces del cabello y a que crezca suave y flexible. No menos útil resulta la ubicua Ortiga, que en uso externo aplicada con masajes o fricciones demuestra una gran capacidad regeneradora del cuero cabelludo, combate la dermatitis seborreica y la caspa, y añade además su poder remineralizante.
El romero o la salvia, en tintura o en alcohol se indican sobre cabellos grasos y contra la caspa.
El malvavisco y el nogal, se emplean en cabellos secos. Y el abrótano hembra en los rubios y quebradizos, en concreto para devolverles el vigor y compensar el daño que les inflige la agresión diaria del sol, el cloro y la sal en verano.


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